sábado, 17 de septiembre de 2011

*Película: Tres metros sobre el cielo

Hoy, es común escuchar en las noticias de jóvenes asesinos, ladrones, contrabandistas, narcotraficantes, golpeadores, entre otros, pero ¿cuáles son las causas de éste fenómeno que parece ir en aumento no solo en México sino en todo el mundo? ¿Cuáles serían las soluciones más adecuadas para contrarrestar esta gravísima problemática no solamente social sino familiar?

1. Biológicamente: la delincuencia no se hereda, pero ciertamente hay alguna inclinación física y biológica que favorece la disposición hacia la criminalidad combinado con:

2. Psicológicamente: los delincuentes presentan conflictos internos, en los cuales incluso se puede llegar a hablar de enfermedad (esquizofrenia por ejemplo)

3. Sociológicamente: también se puede dar ésta actitud por la combinación de las anteriores con el ambiente en que se encuentra el delincuente, con desigualdades sociales, o por racismo, o por desintegración familiar, además de la estigmatización que se le hace a ciertos jóvenes por el simple hecho de ser de otras etnias", por consumo de drogas y o alcohol. También la nefasta influencia de algunos programas de ciertos medios de comunicación o videojuegos que favorecen el crecimiento de la violencia.

4. No hay ninguna teoría que mencione este punto, pero me parece que es el centro del tema, LOS VALORES, hoy mucha gente teme hablar de valores o virtudes, no vaya a ser que me consideren "mocho".
Cuando no se considera a la vida como un gran valor, cuando no se enseñan virtudes como la honradez, la laboriosidad, el estudio, la responsabilidad, el respeto, la solidaridad, muchos jóvenes se encuentran ante la tentación, y ya sea por rebeldía, por necesidad, por curiosidad, por afán de aventura y comienzan a verse inmersos en un ambiente que los jalará cada vez más, que los absorberá necesariamente, como una araña que va tejiendo su tela alrededor de su presa.

La delincuencia es cosa de todos los días en México y uno de los problemas más acuciantes del país. La incidencia delictiva ha venido incrementandose desde el año 2009, principalmente los delitos de robo a transeúnte, secuestro, y homicidio doloso (éstos últimos a razón de la guerra contra el narcotráfico).

Entre las causas principales de la delincuencia se encuentran la polarización económica y la debilidad de las instituciones de seguridad pública y justicia. En términos comparativos internacionalmente, las tasas delictivas son altas. La tasa de delitos violentos (ej. Homicidio, Secuestro, Robo con Violencia) también es elevada. Las ciudades con las tasas más altas son la Ciudad de México, Tijuana, Ciudad Juárez y Nuevo Laredo. Las bajas tasas de aprehensión y encarcelamiento contribuyen al problema.

El delito, en sentido dogmático, es definido como una conducta, acción u omisión típica (descrita por la ley), antijurídica (contraria a Derecho) y culpable a la que corresponde una sanción denominada pena. con condiciones objetivas de punibilidad. Supone una conducta infraccional del Derecho penal, es decir, una acción u omisión tipificada y penada por la ley.
En sentido legal, los códigos penales y la doctrina definen al "delito" como toda aquella conducta (acción u omisión) contraria al ordenamiento jurídico del país donde se produce. La doctrina siempre ha reprochado al legislador debe siempre abstenerse de introducir definiciones en los códigos, pues es trabajo de la dogmática.
No obstante, algunos códigos como el Código Penal de España (art. 10) definen al delito, pese a lo dicho.


La palabra delito deriva del verbo latino delinquere, que significa abandonar, apartarse del buen camino, alejarse del sendero señalado por la ley. La definición de delito ha diferido y difiere todavía hoy entre escuelas criminológicas. Alguna vez, especialmente en la tradición, se intentó establecer a través del concepto de Derecho natural, creando por tanto el delito natural. Hoy esa acepción se ha dejado de lado, y se acepta más una reducción a ciertos tipos de comportamiento que una sociedad, en un determinado momento, decide punir. Así se pretende liberar de paradojas y diferencias culturales que dificultan una definición universal.



*Película: La boda de mi mejor amiga

Duque es uno de los títulos nobiliarios europeos con que los monarcas muestran su gratitud a ciertas personas. Su forma femenina es duquesa. El señorío de un duque se llama ducado. Se suele conceder a hijos de la realeza que no son herederos. Este título, en España, lleva aparejada la dignidad de Grande de España.

Tiene su origen en los cargos tardorromanos y bizantinos del latín dux, plural "duces" (la pronunciación en el latín eclesiástico, de c por ch, da como resultado la palabra duche). En latín, dux denotaba el rango militar de general (palabra que, a su vez, deriva su semántica probablemente del infinitivo "duco": guiar desde el frente, en oposición a "ago": guiar desde atrás. De esta manera, "el que guía desde el frente" denotaría originalmente a un guía militar o caudillo. Eventualmente, a raíz de la práctica de conceder tierras a los generales victoriosos, dicho título se utilizó como una referencia nobiliaria que designa a un miembro de la clase alta. Durante siglos se usaría esa misma forma latina en Venecia, para designar al jefe de la república adriática.

Conforme se fueron desarrollando los reinos germánicos tras la caída del Imperio romano, el título fue usado por altos cargos, gobernadores, caudillos, etc. En el sistema social y político llamado feudalismo, que Carlomagno fundó al dividir sus dominios en condados, los duques ocupaban el nivel más alto en la escala nobiliaria.
Posteriormente, con la Capitular de Quierzy se convirtió en hereditario, trasmitiéndose de padres a hijos.

Con la abolición de los derechos señoriales en el siglo XIX perdieron su autoridad y poder, aunque en muchos países se conservó el título por herencia de forma honorífica y a veces su riqueza e influencia.

Hoy en día, como cualquier otro título nobiliario no tiene más valor que el simbólico.
El apelativo "il Duce" utilizado por el dictador Benito Mussolini es una derivación de la voz dux. El equivalente germano «Führer» (guía o líder) es una traducción del mismo término, así como el de "Conducator" usado por varios gobernantes rumanos. El "caudillo", título que se concedió el general Franco (si bien proveniente del latín capitellum), es una equivalencia de estos términos, todos ellos originados en el concepto dux (duque), «el que guía desde el frente».
Existen también las formas de:

Archiduque: título austríaco superior a duque que era otorgado a todos los hijos de la familia Habsburgo.
Conde-Duque: cuando se pretende unir un título de Conde, más antiguo, a otro superior y más reciente de duque.

· El título nobiliario de Archiduque (femenino: Archiduquesa), (en alemán Erzherzog y en femenino Erzherzogin), implica un rango por encima del Duque y por debajo del Príncipe, pero es muy extraño como título autónomo y además tiene otros usos de los que se le daban en todo lo relacionado con el antiguo Sacro Imperio Romano Germánico del que una gran parte de Europa estaba excluida.



*Articulo de disciplina en las relaciones publicas


La disciplina de Relaciones Publicas, como su nombre lo indica, encuadra todas aquellas acciones orientadas a vincular a una empresa con todos sus públicos, adecuando el mensaje para cada uno de ellos en conjunto a propósitos previamente establecidos. Las acciones derivadas de esta disciplina persiguen fines de comunicación y transmisión de buena y bien resuelta imagen de toda organización, con el objetivo de persuadir al público a la elección de productos y servicios que la misma produce.

Gestionar las relaciones de la organización para con otras organizaciones o personas es fundamental para lograr una imagen óptima y un buen posicionamiento. Es por ello que librar esas relaciones al azar puede hacer correr riesgos innecesarios, en un momento donde profesionalizar dichos aspectos hace a la diferencia.

La función de las relaciones publicas

En pocas palabras, podemos decir que la actividad de relaciones públicas tiene como principal finalidad la gestión de la imagen institucional, mediante el desempeño de las funciones que se enumeran a continuación:

Gestión de las comunicaciones internas: Consiste en reconocer la importancia de los recursos humanos de la organización, y a su vez, que éstos conozcan las políticas de la organización, ya que no se puede comunicar aquello que se desconoce.

Gestión de las comunicaciones externas: Mediante la vinculación con otras instituciones, la organización debe darse a conocer a sí misma, al igual que a su accionariado.

Funciones humanísticas: resulta de gran importancia que la información que se transmita hacia los públicos siempre sea veraz, ya que la confianza del público es la que permite el crecimiento institucional.
Análisis y comprensión de la opinión pública: Es esencial comprender a la opinión pública para poder luego actuar sobre ella, dada la importancia que tiene manipular dicha opinión para ordenar el caos en que está inmersa.

Trabajo conjunto con otras disciplinas y áreas: Las relaciones públicas afectan los intereses sociales y precisan por ellos apoyarse fuertemente en las ciencias sociales tales como psicología, sociología y relaciones humanas.

Esto deja entrever que esta disciplina constituye una función directiva de carácter continuado y organizado, que se dirige al logro de la conquista y la persuasión de determinados públicos. En simples palabras, las Relaciones Publicas contemplan todo esfuerzo consciente para estimular o influir en las personas, principalmente por medio de la comunicación, logrando una retroalimentación positiva de su parte respecto a la organización.

Los públicos y los objetivos

Los públicos se pueden clasificar en dos grandes grupos de acuerdo a la función que cumplan: públicos internos y públicos externos. El primero se refiere al cliente interno, es decir, a los integrantes de la organización que consumen productos y procesos internos, y el segundo se refiere a los consumidores tradicionales, es decir, los consumidores finales.

De acuerdo a la clasificación anterior es que los objetivos varían en:

Objetivos con los públicos internos.
Objetivos con los públicos externos.

En los primeros se prioriza fundamentalmente la formación de un grupo autentico y consolidado, orientado a un objetivo común y claramente definido.
Lo cierto es que, para que esto sea posible, es menester una fluida comunicación e interacción que descanse en un optimo sistema de comunicación, medio básico indispensable para la formación del denominado grupo empresa en una organización.

Otros objetivos con referencia a los públicos internos son: sentido de pertenencia a la organización, elevación del grado de satisfacción de los recursos humanos, creación de una cultura organizacional que venda en todas las escalas y dependencias, etc. Lo cierto es que todos estos objetivos devendrán como consecuencia de lograrse la formación del grupo empresa dentro de la organización.

Con respecto a los objetivos con los públicos externos, estos están constituidos básicamente por dos objetivos: proyectar una imagen positiva en dichos públicos haciendo que los mismos experimenten simpatía hacia nuestra empresa o institución y nos brinden su apoyo y comprensión, y lograr, por medio de un dialogo permanente, la concordancia de intereses entre la organización y sus diversos públicos para beneficios de ambas partes.

Las relaciones publicas como una constante

Las prácticas derivadas de las relaciones públicas deben ser de uso permanente, como una función más inherente al funcionamiento de una empresa. Hoy forjar y transmitir una buena imagen de cualquier organización resulta fundamental para que la misma descanse en éxitos duraderos.
Así, a partir de esta herramienta, se establece un dialogo fluido y constante con los públicos a los cuales nos dirigimos, derivando esto en una relación en la cual el entendimiento y a escucha representan los propósitos centrales.
Hoy por hoy, son escenarios altamente competitivos recurrir a practicas de relaciones publicas constantes que marcan la diferencia, en muchos casos, y en otros, al menos, nos permiten estar a la altura de las circunstancias.